viernes, 3 de febrero de 2012

¿Nuestros gestos influyen en nuestro cuerpo y mente?


He encontrado un artículo muy interesante, en el que responde a algo que tenía en mente hace tiempo.

Nuestra mente controla nuestros gestos, pero… ¿podemos sugestionar nuestra mente a través de gestos?, es decir, en una clase de alumnos que se están aburriendo como ostras en clase, si se les obliga a adoptar posturas de interés o concentración, ¿prestarían más atención? ejemplos como este se ma han venido a la cabeza en más de una ocasión; pues veamos este asunto.

Fuente: http://www.clublenguajenoverbal.com/?p=558

Las personas que trabajamos en el mundo de la comunicación no verbal somos conocedores del increible poder que tienen nuestros gestos sobre nosotros. Lo más habitual es estudiar el lenguaje no verbal como expresión de las emociones, pero no debemos olvidar que también funciona en sentido contrario. Las emociones generan la expresión pero la expresión también genera la emoción. Aconsejar a una persona deprimida que realice ejercicios forzados de erguir el cuerpo, pasear con la cabeza levantada y sonreir (aunque no lo sienta) va a ser de gran ayuda para ella,  generando emociones positivas que le ayudarán a superarla. Igualmente la persona que acuda a una entrevista de trabajo y sienta esa lógica y humana ansiedad ante la situación, podrá realizar un ejercicio similar que le aportará seguridad y le tranquilizará.

Pues bien, ha llegado el momento de decir que la ciencia ha demostrado este hecho. a continuación con un extracto de un artículo de la Universidad de Harvard donde concluyen que determinados gestos producen un incremento de la testosterona y una disminución del cortisol, aumento de poder y disminución del estrés.

Gestos de poder: Breves señales no verbales que afectan a los niveles neuroendocrinos y a la tolerancia al riesgo.

Dana R. Carney, Amy J.C. Cuddy, and Andy J. Yap – Columbia University and Harvard University

Los pavos reales, orgullosos, muestran las plumas de su cola en búsqueda de pareja. El gato eriza el pelaje de su lomo al percibir un intruso de su tamaño. El chimpancé, afirmando su rango jerárquico, aguanta la respiración hasta que se abulta el pecho. El ejecutivo en la sala de juntas, pone los pies sobre la mesa, los dedos entrelazados detrás de su cuello, los codos apuntando hacia afuera. Los humanos y otros animales señalan su poder y dominación a través de señales  no verbales de carácter expansivo, y estas actitudes, se refieren al poder profundamente relacionado con la selección natural, nos referimos al “macho alfa” (Darwin, 1872/2009, de Waal, 1998).

¿Pero es tan solo una escenificación del poder? ¿Qué sucede cuando se realizan expresiones de poder? ¿Puede sentirse más poderosa una persona realizando estos gestos? ¿Los sistemas mentales y fisiológicos preparan a las personas para ser más poderosas?

El objetivo de nuestra investigación fue comprobar si los gestos de poder en realidad producen poder. Para realizar esta prueba, nos fijamos en los efectos que generan los gestos de poder o seguridad y los de bajo poder sobre algunos indicadores fundamentales: los sentimientos de seguridad en uno mismo, la elevación de la testosterona (hormonas del dominio), disminución de la hormona del estrés (cortisol), y aumento de la tolerancia al riesgo.

Nuestros resultados muestran que los gestos de poder o seguridad (en contraposición a los que reflejan poca seguridad) provocan cambios fisiológicos, psicológicos y de comportamiento, demostrándose la hipótesis planteada.

Estos hallazgos contribuyen en la comprensión actual del conocimiento corporal de dos maneras importantes. En primer lugar, sugieren que los efectos de realización de determinados gestos, más allá de la emoción y la cognición, influyen en la fisiología y la elección de la conducta posterior. Por ejemplo, como se describió anteriormente, asintiendo con la cabeza se genera un efecto que hace que sea más fácil persuadir  otra persona y sonriendo nuestro buen humor aumenta.

Sugerimos que estos comportamientos simples, una inclinación de la cabeza o una sonrisa, también pueden causar cambios fisiológicos que activan cambios psicológicos, fisiológicos y de comportamiento y esencialmente pueden cambiarte el día completo.

En segundo lugar, estos resultados sugieren que cualquier constructo psicológico, como la seguridad o la autoestima, puede incorporar elementos relativos a señales no verbales.

Un simple cambio de postura física de la persona prepara sus sistemas mentales y fisiológicos para soportar situaciones difíciles y estresantes, y tal vez para mejorar realmente la confianza y el rendimiento en situaciones como entrevistas de trabajo, hablar en público, en desacuerdos con el jefe, o asumir riesgos potencialmente rentables. Estos hallazgos sugieren que, en algunas situaciones que requieren energía, la gente tiene la capacidad de “fingir” los gestos para contribuir a generar esos cambios internos y de conducta.

Por otro lado, a lo largo del tiempo, estos pequeños cambios posturales con los resultados que ellos conllevan mejorarían la salud general de la persona y su bienestar. Este beneficio potencial es particularmente importante en personas que están o se sienten impotentes debido a la falta de recursos, que están en los puestos de trabajo más bajos en el organigrama de una organización, o que pertenecen se sienten inseguros de sí mismos.




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