El orador, cuando se encuentra frente al público, debe esperar a que se produzca el silencio absoluto -nadie del público debe hablar ni hacer ruido-, jamás y por ningún motivo, debe hacerse uso de la palabra cuando los presentes están aplaudiendo, conversando u ovacionando al orador. El no tener en cuenta estas recomendaciones puede ocasionar que el público no escuche el integro del mensaje o que lo capte con distorsión y lo más peligroso aún, que no nos tomen en serio como expositores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.